Alerta en Argentina por 'heladas negras' durante ola de frío polar
Con 'heladas negras' y temperaturas extremas, Argentina sufre una ola de frío polar sin precedentes. Autoridades emiten alertas y los ciudadanos comparten imágenes impactantes
BUENOS AIRES, Argentina.- Argentina enfrenta una intensa ola de frío polar que está causando estragos en diversas regiones del país. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) argentino ha lanzado alertas por temperaturas extremadamente bajas y la posibilidad de heladas negras, fenómeno climático poco común que agrava la situación.
Imágenes impactantes compartidas en redes sociales muestran animales congelados, incluyendo patos, zorros y peces, evidenciando los efectos devastadores de estas condiciones climáticas.
Las ciudades de Buenos Aires, su conurbano y áreas costeras, junto con el norte de la provincia de Buenos Aires, están bajo alerta naranja, mientras que el resto del país se encuentra en alerta roja. Esta situación ha dejado sólo a Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego sin avisos, destacando la gravedad del frío extremo en gran parte del territorio argentino.
¿Qué son las heladas negras?
El término 'heladas negras' hace referencia a un fenómeno meteorológico particularmente severo durante el invierno. Este nombre se debe a que, a diferencia de las heladas blancas que forman escarcha visible, las heladas negras ocurren en condiciones de aire extremadamente seco y temperaturas muy bajas, sin formar capas visibles de hielo. Este tipo de helada es especialmente dañino para la vegetación y puede llevar al congelamiento interno de las células de las plantas, resultando en un oscurecimiento de las hojas y tallos afectados, de ahí su denominación como 'negras'.
El contexto meteorológico se vuelve más preocupante al considerar su relación con los incendios forestales. La sequedad extrema del aire durante estos episodios de frío polar incrementa la senescencia de la vegetación, convirtiéndola en un combustible potencialmente explosivo para futuros fuegos.
María de los Ángeles Fischer, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), señala que el frío intenso puede adelantar la senescencia de la vegetación, aumentando así la cantidad de material seco susceptible de arder en la próxima temporada de incendios.
El cambio climático, exacerbado por fenómenos como La Niña, que se espera para los próximos meses, podría agravar aún más este panorama. El paso de un invierno extremadamente frío a una primavera seca podría ser la receta perfecta para una temporada de incendios forestales descontrolada.
El desafío, entonces, radica en preparar medidas preventivas y estrategias de gestión de riesgos que mitiguen los efectos devastadores de estos eventos climáticos extremos. La conciencia pública y la acción coordinada entre las autoridades y la comunidad son clave para enfrentar los desafíos que plantea un invierno tan riguroso como el actual.