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España reclama exclusión del rey en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum

La exclusión de Felipe VI en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum ha generado una queja formal de España, en un episodio que resalta tensiones diplomáticas entre los dos países.

Por: Reynol González

MADRID, España.- La relación diplomática entre España y México ha atravesado momentos de tensión esta semana tras la queja formal presentada por el Gobierno español ante la exclusión del rey Felipe VI en la ceremonia de toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta de México. El suceso ha desencadenado reacciones en ambos lados y ha dejado entrever diferencias en la manera en que ambos países abordan sus lazos diplomáticos.

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España entrega 'nota verbal' de inconformidad

El Ministerio de Exteriores de España convocó al embajador mexicano en Madrid para entregarle una “nota verbal”, el medio habitual de comunicación diplomática, donde se expresaba la protesta por no haber incluido al monarca en la lista de invitados. Esta acción fue seguida por una visita del embajador español en México a la Cancillería mexicana, donde presentó la misma queja en persona.

Este desaire, calificado como inédito en la historia reciente de la relación entre ambos países, ha generado incomodidad en el Gobierno español. Tradicionalmente, la figura del rey ha estado presente en las tomas de posesión de mandatarios en América Latina, lo que convierte la exclusión en un gesto simbólicamente significativo para la diplomacia española.

En respuesta a esta situación, el Ejecutivo español decidió no enviar a ningún representante oficial a la ceremonia de investidura de Sheinbaum. Sin embargo, la presencia de representantes del partido Sumar, socio en el Gobierno español, en el evento generó comentarios de incomodidad dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Albares buscará las mejores relaciones con México

A pesar de la tensión, José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores de España, aseguró en una rueda de prensa que la postura de su país es la de mantener las mejores relaciones con México. Sin embargo, dejó claro que, mientras él sea el responsable de la diplomacia española, siempre defenderá las instituciones del Estado, especialmente la Jefatura del Estado.

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El incidente no solo revela diferencias en las relaciones diplomáticas, sino que también toca un tema más amplio en las relaciones históricas entre México y España. La petición recurrente de México para que España reconozca los 'agravios' causados durante la conquista sigue siendo un punto de fricción entre ambas naciones.

Albares enfatizó que, si bien la intención es mantener una relación positiva y constructiva, España no aceptará que en eventos de importancia como la toma de posesión de un mandatario latinoamericano se excluya la representación de su máxima figura institucional, el rey Felipe VI. Este hecho rompe con una tradición de décadas.

El malestar español también resuena dentro de su propio Gobierno, donde algunos consideran que este tipo de situaciones debilitan la posición de España en el escenario internacional, sobre todo en una región con lazos históricos tan profundos como América Latina.

Por su parte, la diplomacia mexicana ha mantenido una postura reservada ante la queja española, limitándose a la recepción formal de la protesta. Alicia Bárcena, canciller de México, ha evitado responder de forma directa a las declaraciones de Albares, pero previamente había mencionado la necesidad de normalizar las relaciones entre ambos países.

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En los próximos meses, será clave observar cómo ambos Gobiernos manejan estas tensiones y si logran encontrar un punto de equilibrio que permita mejorar los lazos diplomáticos, sin dejar de lado la importancia histórica y cultural que comparten.