Cómo nació La Villa: el barrio que surgió alrededor de la Virgen de Guadalupe
La Villa surgió como un asentamiento espontáneo alrededor del Tepeyac, un antiguo sitio de peregrinación.
El barrio de La Villa no surgió como un asentamiento planificado, sino como una concentración espontánea alrededor del Tepeyac, un espacio de peregrinación desde la época prehispánica y, desde el siglo XVI, el centro del culto guadalupano. Esta es la historia de cómo la devoción moldeó un territorio.
El Cerro del Tepeyac fue un punto de peregrinación mucho antes de la llegada del cristianismo. En la época prehispánica, los mexicas acudían al lugar para rendir culto a Tonantzin, una deidad femenina vinculada con la maternidad. Esta función religiosa del sitio explica por qué, siglos después, continuó concentrando flujos constantes de personas.
La aparición de la Virgen de Guadalupe
De acuerdo con la tradición católica, en 1531 ocurrieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, cuya imagen habría quedado impresa en su ayate. La presencia de esa imagen en el Tepeyac incrementó de forma sostenida la llegada de pobladores, comerciantes y peregrinos.
A mediados del siglo XVI, la zona era todavía un paraje aislado al norte de la Ciudad de México, con caminos rudimentarios y pocas viviendas. Sin embargo, el aumento de visitantes generó actividad económica y presencia permanente de habitantes. Ese movimiento fue el origen del asentamiento que después se consolidaría como La Villa.
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De capilla a población: el primer crecimiento urbano
En 1666 se construyó la Capilla del Cerrito, el primer edificio religioso formal en la zona. A partir de ese momento, el flujo de peregrinos dejó de ser estacional y se convirtió en cotidiano. Tianguis, puestos de comida, talleres artesanales y casas comenzaron a instalarse alrededor del trayecto hacia el cerro.
La Villa no nació con una traza urbana diseñada por autoridades civiles o religiosas. Su crecimiento fue espontáneo y dependió directamente del tránsito de personas que acudían al santuario.
La primera Basílica consolida el barrio
El aumento continuo de fieles llevó a la construcción de la Primera Basílica en 1709. Este templo funcionó como un punto de concentración que impulsó la expansión del asentamiento. Hacia el siglo XVIII, La Villa ya operaba como un pueblo independiente, con actividades comerciales, hospedajes, talleres y una vida económica propia.
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Durante los siglos siguientes, se mantuvo como un polo religioso y comercial en la zona norte del valle. Su identidad siempre estuvo vinculada al culto guadalupano.
La Villa, un punto de reunión para miles de personas
A partir del siglo XX, el crecimiento de la Ciudad de México absorbió a La Villa, que quedó integrada a lo que hoy es la alcaldía Gustavo A. Madero. La Primera Basílica resultaba insuficiente para la cantidad de visitantes, por lo que en 1976 se inauguró la Nueva Basílica, un recinto circular diseñado para permitir la visibilidad continua de la imagen.
Actualmente, La Villa es uno de los puntos más visitados de la capital. Cada 12 de diciembre, el barrio recibe a millones de personas, lo que convierte esta fecha en la peregrinación más grande del mundo. Su existencia y su estructura urbana son resultado directo de ese fenómeno histórico.
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