¿Superman se volvió uno de esos “progres” de moral sensible?
La nueva película de Superman incomoda por mostrar a un héroe empático y político que denuncia injusticias.
Desde su estreno, la nueva película de Superman ha sido acusada de adoctrinar, de querer “meter agenda”, de distorsionar al personaje. Todo porque muestra a un Superman noble, empático y, lo más grave para algunos, políticamente comprometido. En la película Superman se posiciona claramente frente a una ocupación militar. Y sí, ese conflicto remite inevitablemente a lo que está pasando en Gaza. A las acciones de Israel.
Y es aquí donde muchas personas se indignan. Les molesta ver a un Superman que no es seducido por la riqueza y que en su lugar prefiere proteger al pueblo que se está buscando exterminar. No obstante a la gente le preocupa más lo que hace el personaje que lo que está sucediendo en la vida real. Y esa es la clave. Como dice este meme: tal vez Superman no cambió, tal vez el que cambió fuiste tú. La moral de la película solo parece radical porque la cultura dominante ha normalizado la crueldad.
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Desde sus orígenes, Superman ha sido un personaje político. Fue creado por dos hijos de inmigrantes judíos en un contexto de fascismo creciente. Siempre ha estado del lado del oprimido: defendiendo a los marginados, enfrentándose a empresarios corruptos, defendiendo a quien no tiene voz.
Lo que pasa es que ahora el espejo es más incómodo. Superman nos incomoda no porque haya cambiado, sino porque su moral choca con una época en la que la apatía y el cinismo se han vuelto la norma. En la pantalla, nos encanta ver al héroe que salva a inocentes, pero en la vida real nos da igual.
Quizá el verdadero problema no es que Superman se haya vuelto demasiado político. El problema es que muchas personas dejaron de ver el sufrimiento ajeno como algo que les concierne. No se trata de ser woke, se trata de no posicionarse del lado de los que están cometiendo el mal. De no ser indiferente.
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