Reconquista Plácido Domingo a regios con su poderosa voz
Plácido Domingo ofreció anoche en la Arena Monterrey una velada que deleitó en todos los sentidos al público, donde lo acompañaron la soprano Eugenia Garza y el lírico Arturo Chacón
MONTERREY, Nuevo León.- Una velada enigmática y de reencuentro fue la que anoche ofreció Plácido Domingo ante los regios en la Arena Monterrey.
Dentro del coloso de la avenida Fundidora se escucharon zarzuelas, arias y coplas, sin faltar música de mariachi, que fueron interpretadas por el español, quien tenía más de una década de no presentarse en la tierra en la que debutó como tenor en los años 60.
Fue a las 21:24 horas cuando este concierto dio inicio y en el que para la ocasión Domingo estuvo acompañado de la Orquesta del Desierto de Coahuila Zaragoza dirigida por el maestro Eugene Kohen, quien a manera de introducción interpretó “El baile de las horas" de Ponchielli.
Posteriormente, Domingo de 81 años, hizo su aparición en el escenario, donde fue recibido en ovaciones y de pie por los asistentes.
“Nemico della patria” fue la pieza con la que el también barítono abrió su presentación para luego cederle el escenario a la soprano Eugenia Garza, quien interpretó “Ebben, en andró lontana” (¿Y bien? Me iré lejos), un aria de la ópera "La Wally" de Alfredo Catalani.
En esta velada, Plácido Domingo también estuvo acompañado del tenor sonorense Arturo Chacón con quien interpretó “Dúo de amistad” de Bizet.
Después de un intermedio de 20 minutos, la Orquesta del Desierto tocó la pieza "Intermezzo" que pertenece a la zarzuela de "La boda de Luis Alonso", posteriormente Plácido Domingo volvió al escenario para interpretar "Luché la fe por el triunfo".
Pero, sin duda, uno de los momentos más sobresalientes de la noche fue cuando en el escenario se interpretaron temas como "Quizás, quizás" en las voces de Domingo, Garza y Chacón, donde al final las ovaciones no se hicieron esperar.
Lo mismo ocurrió cuando Eugenia Garza interpretó "Solamente una vez" y en el caso de Arturo Chacón éste tuvo la encomienda de cantar "Amor eterno", invitando al público que lo acompañara.
Para la parte final Plácido Domingo deleitó a los asistentes con un popurrí de canciones con mariachi convirtiendo el recital en un ambiente de fiesta y orgullo.
