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No somos inolvidables

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast personal y hoy les quiero contar del olvido y de los “mejores amigues”

No somos inolvidables

Publicado el

Por: Carolina Hernández

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast personal y hoy les quiero contar del olvido y de los “mejores amigues”.

Ayer en Facebook vi una foto de gente que no recuerdo.  Estoy ahí, en un bar, rodeada de cuatro personas y nos vemos felices. 

Sonrío y un hombre me está abrazando. Hay una mujer en primer plano que se ve que ella tomó la foto. Se ve muy contenta. 

La foto es de hace 10 años y deja claro que la estamos pasando increíble. 

Sin embargo, no les recuerdo. 

A nadie de ahí.

Y eso me puso a pensar si alguien tendrá, en algún recuerdo de Facebook, una foto mía pensando: ¿quién es ella y por qué estamos tan felices? 

Es un poco desolador pensar que somos olvidables. 

Que los instantes que compartimos no tienen el mismo nivel de entrañable para todos los lados de la historia. 

Que quizá yo recuerde con particular emoción el momento en que alguien me compartió su cigarro mientras hablábamos de Soda Estéreo. Y quizá ese momento es insignificante para esa persona. No ocupa un solo espacio de sus recuerdos. 

Y es un poco triste porque en el fondo, queremos que nos recuerden, aun sabiendo que, científicamente, todos los recuerdos que tenemos pueden ser falsos, incluso aquellos sobre quienes más queremos.

Por eso, si esas personas a quienes más queremos resulta que no nos quieren de la misma forma sentimos una especie de frustración por no recibir la valoración que esperábamos. 

Es este rollo de si tu eres mi mejor amiga yo debería ser tu mejor amiga.

Y resulta que no siempre es así… 

Hay un antropólogo, Robin Dunbar, que aseguró -mediante un estudio y todo- que los humanos no podían tener más de unas 150 relaciones significativas.

A esta cifra se le conoce como el número de Dunbar.

El británico además agregó que nuestro círculo social estaba compuesto por cinco personas a las que podemos llamar "amigos íntimos". 

En ese pequeño círculo puede haber jerarquías, pero solo caben dos “más íntimos”. 

Los especiales como quien dice.

Dunbar decía que esos generalmente son nuestra pareja y a quien llamamos “mejor amiga/o”.

El estudio decía algo así:

Al nacer, comienza con uno o dos. Las amistades alcanzan su punto más alto al final de la adolescencia y al principio de los 20 años. 

A los 30 años, la gente tiende a tener unas 150 conexiones, y ese número se mantiene estable hasta que la gente llega a finales de los 60 y principios de los 70, cuando su número de conexiones empieza a caer en picada y, si vives bastante, se vuelve a ser uno o dos.

Sin embargo, el número Dubnbar ha sido criticado durante mucho tiempo, porque otros investigadores aseguran que no se puede establecer con precisión un número máximo de amigos.

Sobre todo porque Dunbar planteó su teoría en 1993, en los primeros días de internet y mucho antes de que las redes sociales cambiaran la forma de comunicarse de las personas.

Pero además, también hay estudios que aseguran que la figura de “mejor amiga/o” es una maldita construcción social. 

Nos han dicho que necesitamos tenerles…

Hagamos cuentas.

Batman-Robin.

Harry Potter-Ron Weasley.

Jo March-Laurie.

Axel-Slash.

Lisa Simpson-Juliet Hobbes.

Amlo-Sheinbaum.

Pero sean 5 o más, les necesitemos o no, es un hecho que nuestros mejores amigos son un concepto que cambia y se adapta con el tiempo y las necesidades de cada uno. 

Es un hecho también que no necesariamente seremos la mejor amiga de nuestra mejor amiga y si lo somos, no siempre será por el mismo tiempo.

Quizá ella deje de ser nuestra mejor amiga antes de que nosotros la de ella… es una cadena que tiene muchos eslabones de donde romperse. 

Quizá en esa foto de hace 10 años, pensamos que seríamos mejores amigos por siempre, quizá los ahí retratados aun me recuerden con cariño y les rompa el corazón saber que yo no tengo presente ni sus nombres. 

O tal vez no, tal vez todas esas personas también se olvidaron de mi y aunque me parece desolador no me duele porque yo también las olvidé. 

Entonces yo gano.

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