¿Por qué se arrulla al niño Dios en México durante Navidad?
Esta tradición centenaria es producto del sincretismo cultural desarrollado en México desde la época colonial
Cada 24 de diciembre, miles de familias en México participan en una de las tradiciones navideñas más arraigadas del país: arrullar al Niño Dios.
El ritual, que combina cantos, oraciones y convivencia familiar, simboliza el nacimiento de Jesús y refleja el profundo sincretismo religioso y cultural que caracteriza a la Navidad mexicana.
¿Por qué se arrulla al niño Dios en México durante Navidad?
Más allá de su dimensión religiosa, esta práctica refleja el sincretismo cultural que se desarrolló en México desde la época colonial.
La tradición, originada en Europa en el siglo XIII, fue traída por los españoles y se fusionó con celebraciones prehispánicas, como el nacimiento de Huitzilopochtli, dando lugar a una expresión religiosa adaptada a las creencias y rituales locales.
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¿Cómo se arrulla al niño Dios?
La costumbre está vinculada directamente con la fe católica y el relato bíblico del nacimiento de Jesús. Arrullar al Niño Dios representa el cuidado, el amor y la protección que recibió al nacer, evocando la figura de María y José como padres.
Por ello, durante los días previos a la Nochebuena, las familias colocan el nacimiento navideño sin la figura del Niño, que se integra simbólicamente entre la noche del 24 y la madrugada del 25 de diciembre.
El arrullo suele realizarse en una reunión familiar antes o después de la cena de Nochebuena. La imagen del Niño Dios se coloca sobre un paño y es mecida suavemente mientras se entonan villancicos o cantos de cuna y se rezan oraciones.
En algunos casos, la tradición se lleva a cabo durante la Misa de Gallo, donde la figura es bendecida antes de ser colocada en el pesebre del hogar.
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¿Qué función cumple arrullar al niño Dios?
Arrullar al Niño Dios también cumple una función simbólica y social: transmite valores como la ternura, la paz, la solidaridad y la unión familiar. El acto refuerza el sentido de comunidad, reduce la sensación de soledad y convierte la Navidad en un momento de reflexión y convivencia.
En conjunto, esta tradición no solo recuerda el nacimiento de Jesús, sino que fortalece la identidad cultural y espiritual de las familias mexicanas, manteniendo viva una práctica que se transmite de generación en generación y que sigue siendo uno de los rituales más representativos de la Navidad en México.
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