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CDMX

Black Mirror y necropolítica

Lo curioso de este episodio es que en realidad no hay algo nuevo ahí que debiera sorprendernos.


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Por: Fernando Bustos

En el primer episodio de la temporada 7 de Black Mirror, títulado Common People, nos enfrentamos con una situación no muy lejana de nuestros tiempos. Sin muchos spoilers. Una mujer recibe un tipo de implante en su cerebro para poder seguir viviendo, se trata de un procedimiento experimental que apenas se está probando pero que al pertenecer a una corporación privada, requiere una suscripción mensual para funcionar, pues para que esa tecnología funcione, requiere sincronizarse constantemente con el cerebro de la paciente.

Sin la suscripción, simplemente no podría seguir con vida. Sin embargo al igual que a muchos nos sucede actualmente, la suscripción que les venden pronto pasa a ser la suscripción básica que ahora, además de tener una zona más restringida de uso, también contiene publicidad que de pronto es reproducida por la persona que posee el implante sin que ella se dé cuenta.

Igual que ya nos ha pasado con muchas de las plataformas o apps que pagamos en la actualidad sólo que en el caso hipotético presentado en la pantalla, se trata directamente de la vida de las personas.

Pagar una suscripción para seguir viviendo. Lo curioso de este episodio es que en realidad no hay algo nuevo ahí que debiera sorprendernos. 

Ese capitalismo despiadado que nos representan, es el mismo que ha estado operando desde hace tiempo y es el mismo que actualmente nos obliga a la mayoría de nosotros a no tener la capacidad de dejar de trabajar ni si quiera un mes porque entonces no tendríamos dinero para sostener nuestra vida. Porque si bien en Black Mirror nos lo presentan bajo un plan de suscripción atado a una plataforma que sostiene la vida, la realidad es que de algún modo pagamos una suscripción mensual para seguir con vida.

Ese caso en exceso despiadado que vemos en la pantalla no es lejano a todos los temas de salud, pues como bien sabemos, en esta vida necesitamos dinero para poder hacer frente a enfermedades, para tratamientos, operaciones, medicamentos. Eso que nos presenta Black Mirror sólo es la evolución de un modelo que ya nos atraviesa cotidianamente sólo que ahora más sofisticada, porque no es que no se esté desarrollando tecnología y medicamentos que puedan salvarnos de muchas situaciones, el problema es que esta no va a estar al alcance de todos los que la necesiten.

Y esto es pura necropolítica en el sentido de que estamos insertos en un sistema político y social, donde a partir de lo económico se decide quiénes son aquellos que viven y quiénes los que mueren.


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