La esfera política
Por: Hugo Ontiveros
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Bajo la sombra del Obradorismo
La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, enfrenta el desafío de darle identidad propia a su gobierno, a pesar de la influencia del expresidente AMLO.
Para poner en contexto, en el mundo del fútbol hay grandes legados que han marcado épocas, estilos y han dejado huella en la historia. Existen el Menottismo, el Cruyffismo, el jogo bonito de los brasileños, el catenaccio de los italianos, y actualmente el “Tiki-Taka” de Pep Guardiola, entre muchos otros ejemplos.
En el juego, como en la política, en México también tenemos legados, y sin duda el obradorismo es uno de ellos. Si buscáramos en Wikipedia cómo se define el estilo de juego del obradorismo, en mi opinión debería decir lo siguiente: “Con un estilo de juego 100% tribunero, una defensa férrea, un medio campo que no deja pasar nada, una delantera verdaderamente aniquilante y, como DT, un AMLO que supo y sabrá dirigir perfectamente los hilos de sus pupilos”.
Pero ¿a qué viene toda esta reflexión? Hoy, la presidenta Sheinbaum cumple su primera semana al frente del Ejecutivo, donde, sin duda, tiene y tendrá grandes retos, como los tuvieron sus antecesores. Lo cierto es que el primer desafío que debe sortear es darle identidad a su gobierno.
Es bien sabido que navegar bajo la bandera del obradorismo le dará oxigenación y le abrirá muchas puertas, pero como siempre he dicho, en la silla presidencial solo cabe una persona.
Una de las insignias de AMLO, y uno de los legados que a mi parecer no pudo evitar la Dra. Claudia Sheinbaum, fue la mañanera. Cuando era presidenta electa, declaró en alguna ocasión que en su administración la frecuencia de las mañaneras sería distinta. Al parecer, esa postura no cayó bien al jefe de la 4T, ya que días después reviró afirmando que seguirían de manera diaria y con la misma dinámica. Una de las primeras modificaciones que hizo la presidenta en la mañanera fue tematizar los días, intentando con ello darle su toque personal.
Algo distinto que ha hecho la Dra. Claudia es mostrarse de una manera más cercana con las víctimas del huracán “Otis” y “John” en Acapulco. Movilizó a su gabinete hasta el estado de Guerrero y se le vio caminando por las calles del puerto, lo cual representa su primer valor diferenciador respecto a su antecesor. Una de las cosas que no distinguió a AMLO fue evitar que se le fotografiara en situaciones de desastre.
Son apenas siete días de gobierno para la nueva administración. Queda mucho tiempo y muchos kilómetros por recorrer. Lo cierto es que la presidenta se ha caracterizado por ser una mujer de carácter, y sin duda, el reto será cómo imprimir un toque verdaderamente personal a su gobierno, ya que la sombra del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador es muy grande y ha dejado un legado difícil de opacar.
Que siga el curso de la historia…