La inexistente lista de Epstein
El movimiento MAGA (Make America Great Again) está indignado. Sienten que Trump les traicionó al no cumplir una de sus promesas de campaña sobre la lista de Epstein.
El movimiento MAGA (Make America Great Again) está indignado. Sienten que Trump les traicionó al no cumplir una de sus promesas de campaña: dar a conocer los archivos del caso de Jeffrey Epstein, así como la lista de sus clientes.
Epstein fue un magnate con lazos a importantes figuras políticas (como Bill Clinton), millonarios (como Bill Gates), y hasta la realeza (como el príncipe Andrew de Reino Unido).
Pero en definitiva, su mayor salto a la fama fue cuando lo arrestaron en 2019. Lo acusaron de encabezar una red de trata infantil internacional. Unos meses después de su arresto, murió. El gobierno determinó que fue suicidio por ahorcamiento. Para la gente más escéptica las circunstancias parecieron demasiado convenientes.
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La campaña de Trump supo capitalizar el sentimiento conspiratorio. Se adueñó de las personas antivacunas, de quienes piensan que la gente transgénero busca controlar las mentes de las infancias, y sí, también de quienes sostienen que Epstein pudo permanecer impune por décadas gracias a sus amigos poderosos.
Esta última teoría es la única que tiene algo de sustento. Dentro del ala más radical de MAGA existe un segmento que cree en “Qanon”, una teoría que plantea que las personas más poderosas del planeta abusan (y hasta se comen) a niñas y niños.
Este sector estaba profundamente interesado en ver justicia en el caso Epstein, que consideran, la punta del iceberg.
Más allá de las teorías absurdas, en el caso Epstein sobra la evidencia. No solo hay testimonios y documentos, ya hay alguien con una sentencia en prisión: Ghislaine Maxwell, mano derecha del magnate.
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Aun así, sucedió lo que los fans de Trump consideraban impensable: su administración determinó que no existía una lista de “clientes”. Esto desata un lógico cuestionamiento: si no hay clientes, ¿por qué Ghislaine está tras las rejas? La nueva versión del gobierno estadounidense parece apuntar a que no hay evidencia sólida que la incrimine.
Aunque Trump prometió que revelaría información sobre el caso, para quienes no somos parte del culto MAGA, siempre fue evidente que no cumpliría. Finalmente, él mismo fue “el amigo más cercano” del pedófilo “por 10 años”. Estas son palabras de Epstein, no las mías. Su cercanía ha sido ampliamente documentada.
Existen registros de que el ahora presidente viajó en el avión privado del magnate 7 veces. Además, desde 2002 lo describió en una entrevista para New York Magazine como “un sujeto fantástico” al que “le gustan las mujeres hermosas (…) muchas más bien del lado joven”.
También hay videos que los muestran juntos en fiestas y fotografías en las que aparece la actual primera dama Melania.
Aunque MAGAs en negación creen que lo que enlisté sucedió hace tiempo y que, por lo tanto, tal evidencia no debe ser considerada, hay hechos más recientes.
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En 2008, el entonces fiscal de Florida, Alex Acosta, le ofreció una ridícula sanción a Epstein. Después de declararse culpable de solicitar prostitución de una menor de edad, la fiscalía solicitó que solo fuera castigado con un programa de rehabilitación sin tiempo en prisión.
En el primer mandato de Trump, Acosta recibió un premio: fue nombrado Secretario Federal del Trabajo.
Trump es un depredador sexual. Ha recibido decenas de denuncias, desde acoso hasta violación. Su historial es tan largo que incluso hay una página de Wikipedia titulada “Acusaciones de conducta sexual inapropiada contra Donald Trump”. Para darnos una idea de la magnitud, el sitio tiene 240 ligas de referencia.
Pero no solo son testimonios, recordemos que en 2023 lo declararon culpable de penetrar a la escritora Jean Carroll sin su consentimiento (lo que personalmente considero violación, pero la ley estadounidense señala como “abuso sexual”).
Particularmente hablando de las agresiones relacionadas junto a Epstein, hay dos víctimas. Una es la exmodelo Stacey Williams. Ella denunció que ambos hombres la abusaron en 1993.
La otra víctima identificada como “Katie Johnson” era una niña de 13 años. En 2016 demandó a Trump por violarla junto a Epstein en 1994. Después retiró su denuncia. No queda claro por qué.
Pensar que una persona con el historial de Trump revelaría la verdad sobre el caso Epstein es ridículo. Pero debemos considerar que quienes se tragaron esa mentira también consideraron que el republicano era la mejor opción para encabezar su país. Es complicado que entonces me sorprenda su credulidad y falta de criterio.
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