Nohoch Mul: la gran pirámide de Cobá en Quintana Roo y sus secretos revelados
La reapertura de su escalinata en diciembre de 2025 permite que los visitantes experimenten lo que los antiguos mayas diseñaron

En lo más profundo de la selva quintanarroense se alza una de las estructuras más imponentes del mundo maya: la pirámide de Nohoch Mul.
Con 42 metros de altura que se elevan como una montaña sagrada sobre la jungla, esta edificación es un testimonio de la grandeza arquitectónica de los antiguos mayas con secretos que ya fueron revelados por los arqueólogos.
Nohoch Mul, cuyo nombre en maya yucateco significa "gran montículo", domina la zona arqueológica de Cobá como su estructura principal, integrada en el Grupo Nohoch Mul o Grupo A.

Foto: INAH
Su descubrimiento y estudio continuo, especialmente a través de los trabajos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desde 1972, ha permitido desvelar aspectos fascinantes de la historia prehispánica que permanecieron ocultos durante siglos.
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¿Cuál es la historia de la zona arqueológica de Cobá?
Cobá fue más que un simple asentamiento maya; durante su apogeo, entre los años 200 y 600 d.C., se configuró como uno de los centros urbanos más importantes del norte de la Península de Yucatán.
Según estudios, la ciudad llegó a alcanzar una extensión de 70 kilómetros cuadrados, una cifra extraordinaria para la época, y albergó aproximadamente 50,000 habitantes en su punto máximo de desarrollo.
Esta población convivía en una metrópolis que experimentó una ocupación continua desde el año 100 a. C. hasta aproximadamente el 1450 d. C., lo que representa una presencia humana ininterrumpida de más de 1,500 años.
El poder de Cobá se sustentaba en múltiples factores: el control de amplios espacios agrícolas, la dominación de rutas de intercambio comercial intra e interregional, e incluso el dominio de puertos estratégicos como Xel-Há, lo que le permitió consolidarse como una potencia política y económica en la región.
La ciudad no fue gobernada únicamente por hombres; la arqueología ha revelado que al menos tres mujeres ejercieron el poder, destacando notablemente la gobernante K'awiil Ajaw, quien reinó durante más de cuatro décadas y fue responsable de algunos de los proyectos más ambiciosos de la ciudad, como la construcción del famoso Sacbé 1.
¿Qué se sabe de la pirámide de Nohoch Mul?
Nohoch Mul representa la culminación de siglos de evolución arquitectónica maya. Construida durante el período Clásico, entre los años 500 y 900 d.C., y posteriormente modificada durante el período Posclásico, esta estructura combina una base natural elevada del terreno con siete cuerpos escalonados que se elevan hacia una cúspide donde reposa un templo.
La escalinata principal, que originalmente contaba con aproximadamente 120 escalones tallados en piedra caliza, conecta la plaza ceremonial con la cúspide en una ascensión que no es meramente arquitectónica, sino profundamente simbólica.
La pirámide presenta características arquitectónicas únicas: esquinas redondeadas, dos escalinatas y una base que aprovecha un promontorio natural, características que evidencian una planificación cuidadosa y un profundo conocimiento geométrico.
Durante el período Clásico Tardío, Nohoch Mul fue erigido sobre esta elevación natural, siendo designado como la sede principal del poder de la élite gobernante de Cobá, donde se realizaban ceremonias religiosas de gran importancia y rituales que conectaban a los gobernantes con el cosmos.
¿Cuál es el significado cosmológico de Nohoch Mul?
Para los antiguos mayas, la cosmología se organizaba en una estructura triádica donde el universo se dividía en tres planos horizontales superpuestos: el cielo superior, el mundo terrenal y el inframundo o Xibalbá.
Las pirámides no eran construcciones arbitrarias; representaban, de manera concreta y tangible, montañas sagradas que simbolizaban el eje cósmico que conectaba estos tres mundos.
En el caso de Nohoch Mul, la escalinata central adquiere en este contexto un significado profundo: cada escalón representa un nivel en la ascensión cosmológica, y el templo en la cúspide funciona como punto de contacto con el reino celestial y con los dioses tutelares.
Cada uno de los 120 escalones era una oportunidad de transición espiritual, un camino de comunión con lo divino. Simultáneamente, la pirámide era considerada una puerta simbólica al inframundo, conectando así horizontalmente los cinco puntos cardinales con sus deidades y colores sagrados asociados.
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¿Cuáles son algunos datos poco conocidos sobre Nohoch Mul?
Más allá de su altura y grandiosidad, Nohoch Mul alberga varios aspectos que son poco conocidos y merecen atención especial.
La pirámide presenta una extraordinaria sofisticación arquitectónica, pues aunque la Península de Yucatán no contiene piedra basáltica adecuada para construcción de la misma manera que en otras regiones mayas, los arquitectos de Cobá trabajaron con piedra caliza local, demostrando una capacidad de innovación y adaptación ambiental.
Nohoch Mul es la única pirámide importante del mundo maya donde los visitantes pueden subir libremente hasta la cúspide, un privilegio que no existe en sitios comparables como Chichén Itzá, Palenque o Teotihuacán. Esta característica la convierte en una experiencia única de conexión con la altura y la perspectiva ancestral.
Otro dato es que el panel de roca esculpida es único en su contexto. Aunque se conocen otros textos grabados en roca madre en Tikal y Calakmul, ninguno ha sido documentado tan cerca de un cuerpo de agua ni posee una inscripción tan extensa como la de Cobá.
¿Qué se sabe de la reapertura y acceso a Nohoch Mul?
Después de seis años de cierre al público, la escalinata de Nohoch Mul fue reabierta en diciembre de 2025 gracias a un minucioso proceso de restauración. El deterioro original fue causado por la humedad, el clima tropical y el intenso flujo turístico que erosionaba los escalones originales de piedra caliza.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo la dirección de Joel Omar Vázquez Herrera, supervisó la construcción de una nueva escalinata de madera fabricada con maderas regionales de alta resistencia: tzalam, caoba, parota y chicozapote, proporcionadas y ejecutadas por ejidatarios de la comunidad de Noh Bec en Quintana Roo.
Esta solución moderna respeta la integridad de la estructura original mientras proporciona seguridad y funcionalidad contemporánea.
El acceso actual está regulado: grupos de máximo 15 personas, con un tiempo limitado de 15 minutos en la cúspide, para garantizar la preservación de la estructura mientras se permite la experiencia única de ascender la pirámide más alta de la Península de Yucatán.
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