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Durango

La rosa del Día de Muertos, una leyenda de Durango para recordar en estas fechas

Cada 2 de noviembre, Día de Muerto, los trabajadores del Panteón de Oriente recuerdan esta historia, te contamos por qué.

La rosa del Día de Muertos, una leyenda de Durango  | Foto: Imagen ilustrativa
La rosa del Día de Muertos, una leyenda de Durango | Foto: Imagen ilustrativa

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Por: Lorena Ríos

Esta leyenda de Durango es popular entre los trabajadores del Panteón de Oriente, principalmente, quienes alguna vez probablemente han visto caminar en el camposanto a la que, sospechan, protagoniza esta historia.

El Día de Muertos es una fecha muy especial para la mayoría de los mexicanos, pues se considera el momento en el que las almas de los difuntos tienen permiso de visitar a sus queridos en la Tierra.

Todos aquellos que han perdido a alguien, le dedican ofrendas cada 2 de noviembre para recibir su visita y darle la bienvenida con cariño y respeto.

¿De qué trata la leyenda de 'la rosa del Día de Muertos'?

Fue un 2 de noviembre cuando inició esta triste historia para Rosario, quien hacía 9 meses había perdido a su novio en un trágico accidente automovilístico.

Rosario y Joel se conocían desde niños, estuvieron juntos en la secundaria y se enamoraron sin poder - ni querer - evitarlo. Con la ternura e intensidad del primer amor adolescente, Joel se declaró a Rosario y se hicieron novios.

Años después, su amor había resistido y prosperado, por lo que se comprometieron para casarse. Joel le regaló a Rosario una preciosa rosa roja hecha de tela, como símbolo de la resistencia de su relación y su fe en que nunca moriría.

Lamentablemente, Joel murió en un accidente y la promesa de matrimonio no pudo ser cumplida. La inmortal rosa roja permanecía en la mesita de noche, junto a la cama de Rosario, como recuerdo de su amado Joel y la familia que no pudo ser.

Rosario decidió despedirse definitivamente de Joel un Día de Muertos

9 meses después, durante el Día de Muertos, Rosario decidió llevar la rosa a la tumba de Joel y dejarla ahí, pues su recuerdo le causaba tristeza y le impedía seguir avanzando. Se encontraba iniciando una relación con otro joven llamado Ernesto.

Asistió Rosario al Panteón de Oriente junto con su familia, para visitar las tumbas de sus familiares, y aprovechó para dirigirse a la tumba de Joel y depositar la rosa roja de tela, en señal de despedida.

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"¡¿Qué pasó, Chayo?! Dijiste que siempre serías mía" la voz de Joel se escuchó fuerte y claro junto al oído de Rosario. Sobresaltada, la chica volteó a todos lados, creyendo que alguien le estaba jugando una muy mala broma. No encontró a nadie.

Quiso creer que fue su imaginación, depositó la rosa sobre la tumba de su amado, se santiguó y regresó con su familia, para proseguir las actividades propias del Día de Muertos.

Así inicio el calvario de Rosario, que intentó despedirse de Joel en el Día de Muertos

Regresando a su casa, tras un largo día, Rosario comenzó a alistarse para ir a la cama, junto a la cual encontró la rosa roja de tela. Quiso sobreponerse al susto y buscar la lógica en lo sucedido, por lo que se convenció a sí misma de que no había llevado la rosa al panteón.

Al día siguiente, Rosario seguía inquieta por lo sucedido, por lo que tomó nuevamente la rosa y se dirigió al Panteón de Oriente, rumbo a la tumba de Joel. Abandonada y llena de maleza, la lápida de Joel no tenía rastros de haber sido visitada recientemente.

Rosario depositó sobre la lápida la artesanía floral y se despidió nuevamente de Joel. "¡¿Qué pasó, Chayo?! Dijiste que siempre serías mía", escuchó claramente la joven en su oído.

Esta vez ni siquiera había visitantes en el panteón, no estaba el tumulto como el día anterior, no había de quién sospechar o acusar de bromista.

¿Fantasma o sugestión?

Alterada, Rosario volvió a su casa, solo para encontrar sobre su mesita de noche la roja rosa, brillante, bien cuidada, como nueva. 

"¡¿Qué pasó, Chayo?! Dijiste que siempre serías mía", se escuchó nuevamente pero Rosario ya no sabía si en su oído o en su cabeza. Aterrada lanzó un grito que puso en alerta a toda su familia, quienes acudieron en su ayuda y trataron de tranquilizarla.

Chayito les contó lo sucedido a sus padres y su hermano, entre lágrimas y terror, temía que se tratase del fantasma de Joel pero también temía estar sugestionada por la fecha y el remordimiento, al grado de creer que se estaba volviendo loca.

Rosario recibió atención psiquiátrica y se le prescribieron sedantes para tranquilizarla. De vuelta en casa, tomó la rosa y la cortó con tijeras, pétalo por pétalo, hasta destrozarla por completo. Tiró los jirones a la basura y se aseguró de que su familia supiese que se había deshecho de la flor.

"¡¿Qué pasó, Chayo?! Dijiste que siempre serías mía", escuchó claramente mientras dormía, lo cual la despertó, junto con el sonido de su alarma. Miró a un lado y encontró nuevamente la rosa, entera, íntegra, hermosa y aterradora.

¿Cómo termina la leyenda de la rosa roja del Día de Muertos?

Un nuevo grito de terror estremeció la casa entera. Fue el último grito de Rosario. Al acudir a auxiliarla, su familia la encontró muerta, con la flor entre sus manos.

Fue sepultada junto con la rosa, pues su familia estaba segura que era la única forma de deshacerse de ese mal recuerdo y dejar descansar a Rosario y a Joel en paz.

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Cada 2 de noviembre, los trabajadores del Panteón de Oriente alcanzan a percibir entre las tumbas y entre la multitud a una joven vestida completamente de negro, que lleva en sus manos una rosa roja de tela

Se cree que se trata de Rosario, que intenta todavía dejar la rosa en la tumba de Joel y deshacerse de esa promesa que se volvió su penitencia.

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