El morbo
Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast / colpaso emocional / favorito. Y en esta ocasión quiero hablarles del morbo.
Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast / colpaso emocional / favorito.
Y en esta ocasión quiero hablarles del morbo.
Esa emoción básica que nos hace bajar la velocidad cuando vemos un choque, pero que también nos pone frente a una pantalla para ver el en vivo de una persona que está absolutamente rota mentalmente.
Y sí, me refiero a Richie O’Farrill, pero no voy a hablar de lo que le está pasando porque desconozco, lo que sí quiero es reflexionar sobre lo que nos pasa a nosotros en redes sociales.
Porque parece que hemos perdido por completo la capacidad de conmovernos ante la desgracia ajena.
Somos incapaces de dimensionar la gravedad de los problemas de salud mental y el morbo y las ganas de likes nos han convertido en seres absolutamente mezquinos y miserables que disfrutamos ver a alguien caer mientras le hacemos un meme.
Es devastador leer algunos de los comentarios de la gente.
Porque ahorita es Richie, pero también es Martha Higareda, y Britney y cualquiera que sufra un colapso y se rompa en pedazos… y por supuesto si es en un en vivo, mejor.
¿Pero por que nos fascina tanto lo grotesco, lo ridiculo, lo melodramático?
Por qué nos seduce tan cabrón cualquier cosa que navegue en las aguas de lo fúnebre y lo sombrío.
El morbo, según el diccionario es una tendencia obsesiva hacia lo prohibido, una atracción por lo malsano.
Hay una frase atribuida a Plutarco, el filósofo griego, que dice que el morbo es la desobediencia de la razón.
El morbo genera reacciones simultáneas de rechazo y atracción, porque es el placer de trasgredir normas establecidas.
Por es que decimos rechazar el sensacionalismo, pero en el fondo no somos capaces de dejar de mirar.
El morbo es uno de nuestros impulsos básicos. De los más instintivos.
Esta, según los expertos, en la misma carpeta de archivos que las necesidades fundamentales como comer, dormir, socializar y… también.
Según la ciencia nuestro cerebro responde automáticamente a imágenes o noticias que nos impactan. Cuando las ve, dispra grandes dosis de adrenalina.
Los músculos se tensan, la respiración se acelera y aumenta el ritmo cardiaco.
Luego, la corteza cerebral toma el control y nos dice: “Dale suave, esto no te va a matar”
Entonces llega el alivio.
Los músculos se relajan y ahí se dispara la dopamina.
Ese neurotransmisor que nos da la sensación de placer y bienestar.
Cuando estamos viendo y disfrutando la desgracia de otros, sabemos que está mal, nos da miedo que les pase algo peor, pero luego el cerebro nos dice, no hay pedo, esto a ti no te va a matar… quizá a ellos, los de la desgracia sí, pero a ti no.
Y eso es muy estimulante y casi adictivo.
En lo más profundo de nuestro ser existe una potente pulsión que une estrechamente al miedo con el placer.
¿Pero hasta donde vamos a llevar ese morbo?
