¿Por qué el Papa León XIV eligió ese nombre?
El Papa adoptó el nombre de León XIV, en referencia a León XIII, conocido por su defensa de la justicia social durante la revolución industrial.
El pasado jueves 8 de mayo, se confirmó la elección del nuevo líder de la Iglesia católica, Robert Francis Prevost fue nombrado Papa, sucediendo a Francisco.
Su nombramiento fue recibido con expectativa no solo por su nacionalidad, un estadounidense al frente del Vaticano, sino también por el nombre elegido para su pontificado: León XIV.
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¿Qué significa la elección del nombre León XIV?
En su primer discurso ante el Colegio Cardenalicio, el nuevo pontífice explicó su decisión: eligió llamarse León XIV como homenaje a León XIII, Papa de finales del siglo XIX, conocido por su compromiso con la justicia social y por la encíclica Rerum novarum, texto clave de la doctrina social de la Iglesia.
“Pensé tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”, señaló.
La elección del nombre no es una decisión menor; con ella, el nuevo Papa da señales sobre las prioridades de su pontificado: entre ellas, el compromiso con la dignidad humana, la justicia social y los nuevos desafíos de la era digital, como la inteligencia artificial, que comparó con una nueva revolución industrial.
¿Por qué los papas cambian de nombre al ser elegidos?
Aunque no hay una norma doctrinal que obligue a los papas a cambiar de nombre, la práctica se ha convertido en tradición desde hace más de mil años.
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El primero en hacerlo fue Juan II en el año 533, quien abandonó su nombre de nacimiento, Mercurio, por considerarlo pagano.
Desde entonces, el cambio de nombre se ha consolidado como una manera de marcar un nuevo comienzo espiritual, pero también de enviar un mensaje simbólico sobre el rumbo del pontificado.
Foto: AFP
Además, el uso de un nombre en latín ayuda a neutralizar orígenes nacionales y ha sido clave especialmente en papas no italianos.
En otros casos, el cambio de nombre ha servido para romper con vínculos políticos o familiares, sobre todo cuando los pontífices provenían de élites nobiliarias con intereses contrapuestos.
El nombre León XIV ya da pistas claras sobre el enfoque que podría tomar el nuevo papado: justicia social, diálogo con la modernidad y atención a los desafíos éticos de las tecnologías emergentes.
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