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Omar Reyes

Publicado el

La promesa social que se quedó corta

México avanza, pero cojeando, pues el país sólo ha cumplido el 70.8% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y retrocedió 4 lugares en el ranking global.

México avanza al ritmo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero no tan rápido como sus discursos prometen.

El Reporte de Desarrollo Sostenible 2025, ubica al país en el lugar 72 de 167, con un avance de solo 70.8% hacia las metas globales. El único objetivo con cierto dinamismo ha sido el ODS 1, relacionado con la eliminación de la pobreza; los demás van de medianos a rezagos importantes.

Hasta ahora, ese empujón al ODS 1 ha significado una caída de la pobreza de 41.9% en 2018 a 36.3% en 2022, equivalente a alrededor de nueve millones de personas saliendo de esa condición. Sin embargo, la pobreza extrema apenas retrocedió de manera perceptible.

Pero la narrativa de éxito no es suficiente, porque choca de frente con otras realidades.

La desigualdad económica persiste: los hogares más ricos ganan 14 veces más que los más pobres, apenas una mejora desde un nivel de 21 veces en 2016. Y por favor, no se trata de que todos ganen menos, se trada de que todas las familias tengan más para vivir mejor.

Además, informes de organismos autónomos revelan que el 48% de la desigualdad se debe a la falta de oportunidades, especialmente entre mujeres, población indígena o de piel oscura, donde alcanzar movilidad social es casi casi un acto de fe.

Otra medicina muy amarga es que aunque subieron los niveles de acceso al agua potable y cobertura en educación secundaria, en México retrocedimos en aprendizaje, cobertura médica, derechos laborales y sobretodo en el control del crimen y la corrupción.

Entonces, ¿qué sucede con la promesa de Morena?

Cuando llegó al gobierno, su eje central fue una narrativa transformadora: primero los pobres, justicia social y combate frontal a la desigualdad. Se elevaron los programas sociales, se multiplicó el salario mínimo y se reforzó la Pensión Universal y el plan Sembrando Vida.

Sin embargo, aunque las cifras oficiales hablan de avances —e incluso epítomes de justicia— la pobreza multidimensional, el rezago educativo y la falta de acceso pleno a salud, revelan el límite de ese impulso.

Sí, México salió de la pobreza una vez, pero ese logro no disminuye la urgencia de destacar que más de 46 millones de personas siguen en esa condición, y la pobreza extrema apenas se reduce.

Una buena parte de los que están atrapados en esas parcelas económicas —sobre todo mujeres con origen en comunidades rurales o indígenas— difícilmente cambiarán su destino por méritos personales o programas asistencialistas de corto plazo.

Se prometió que la transformación llegaría y sucedió, pero pocos sacrificios estructurales se asumieron para garantizarla en lo profundo: no hubo inversión pública suficiente en infraestructura educativa, salud integral o vivienda digna, el dinero se gastó, pero en los protectos faónicos de AMLO, y en medio, la desigualdad siguió girando como espiral: las élites retuvieron poder y capital, mientras las mayorías avanzaron hacia abajo.

La promesa de Morena y de la Agenda 2030 fue ambiciosa, se entregaron beneficios universales, se mejoraron ingresos y se redujo la pobreza con ritmo acelerado. Pero el contraste con el estancamiento en igualdad oportunidades, la persistencia del “suelo pegajoso” para millones y el rezago en salud, justicia e instituciones, deja en claro que el progreso fue lento, desigual y, en muchos casos, superficial.

Coincide que el lenguaje político habló de una nueva era de bienestar, pero también coincide que, sin cambios de fondo, ese progreso corre riesgo de evaporarse en la misma nube de desigualdad que juraron combatir.

QUÉ CURIOSO

Mientras analizamos los pobres resultados en el combate a la desigualdad de Morena teniendo a Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, hoy vemos como todos sus colaboradores cercanos y sus hijos, los juniors, andan de viaje por Europa y Asia.

Sí hay menos pobres, pero los de su casa.


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