
Por: Omar Reyes
Publicado el
Servicio y Política: donde se cruzan las agendas
En un país donde la palabra “política” suele despertar sospechas...
En un país donde la palabra “política” suele despertar sospechas y donde la palabra “servicio” ha sido vaciada de contenido, hay espacios donde ambas todavía significan algo. Uno de ellos, aunque muchos lo desconozcan, es el rotarismo.
No, no es un club social, ni tampoco una organización filantrópica que se reúne sólo a tomar café. Rotary es una red de servicio de personas que, desde sus distintas profesiones, buscan mejorar la vida de su comunidad con trabajo real, no con discursos.
He tenido el privilegio de vivir ambas trincheras: la del servicio rotario y la de la comunicación política. Y puedo decirlo sin rodeos: muchas veces, los proyectos más efectivos, sostenibles y transformadores no vienen del poder público, sino de la voluntad organizada de la sociedad civil.
Mientras en las oficinas de gobierno se pierden meses entre trámites, excusas y presupuestos sin ejercer, un Club Rotario ya está donando filtros de agua, gestionando prótesis, haciendo brigadas médicas o llevando libros a donde nunca llegan.
La diferencia está en el enfoque. En Rotary no hay cálculo electoral, no hay reflectores, no hay foto para pautar en redes. Hay necesidad detectada, hay manos dispuestas y hay acción. Y sí, en muchas ocasiones, el servicio bien hecho logra más que una administración entera.
Por eso resulta frustrante ver cómo desde la política se desprecia o se subestima a quienes trabajan desde la sociedad organizada. En lugar de construir puentes con esos liderazgos ciudadanos, muchos prefieren ignorarlos o usarlos como utilería en eventos.
La paradoja es que muchos políticos hablan de “cambio desde la ciudadanía” pero no escuchan a quienes ya están haciendo ese cambio desde hace años. Ahí es donde el rotarismo pone el ejemplo: no se postula, no compite, no promete. Simplemente sirve. Y en esa sencillez, a veces hay más profundidad que en cualquier plan de gobierno.
Claro que hay coincidencias posibles. Claro que el servicio y la política pueden encontrarse. Pero ese cruce de agendas sólo es posible cuando se parte del respeto mutuo y del reconocimiento de que la transformación social no es patrimonio exclusivo de los partidos.
La política necesita mirar más al servicio comunitario. Y el servicio comunitario también necesita incidencia pública. Porque si algo hemos aprendido en estos tiempos es que la suma de voluntades organizadas puede resolver lo que los sistemas no alcanzan.
El periodo 2024-2025 que recién terminó, tuvo el liderazgo en el Distrito 4130 de un Gobernador rotario regio, Saúl Castillo, y para el periodo 2026-2027, tiene como gobernador electo a David Eaton, también avecindado en Monterrey, perfiles que por años han convertido su vocación en compromiso, demostrando que sí se puede cambiar al mundo… aunque sea una comunidad a la vez.
QUÉ CURIOSO
Cuatro regidores del municipio de Guadalupe, Nuevo León, se afiliaron a Movimiento Ciudadano tras sentirse excluidos en sus partidos de origen. Más que oportunismo, su decisión refleja una realidad común en la política: estructuras cerradas que marginan a sus propios representantes.
Este cambio de camiseta, responde a la búsqueda de espacios donde puedan aportar y ser escuchados. En lugar de juzgar, vale la pena cuestionar por qué tantos servidores públicos se ven obligados a buscar nuevos caminos para representar con dignidad a sus comunidades y por qué es MC quien lo está capitalizando.
¿Usted qué opina?