“El amor no tiene prisa, solo destino”: la conmovedora boda de Bertha y Carlos en Tamaulipas
Descubre la inspiradora historia de Bertha Rodríguez y Carlos Berrones, una prueba viviente de que nunca es tarde para cumplir el sueño del altar y que el amor verdadero sabe esperar.

En un mundo donde lo fugaz parece imponerse, hay historias que devuelven la fe en los lazos duraderos.
En Ciudad Victoria, Tamaulipas, la señora Bertha Rodríguez Vanoye y don Carlos Berrones Córdova protagonizaron un momento que conmovió a la comunidad: su matrimonio religioso, celebrado después de compartir 45 años de vida en común.
A sus 64 y 67 años, respectivamente, Bertha y Carlos no solo formalizaron su unión ante el altar; sellaron una historia construida con paciencia, compromiso y amor genuino.
Su boda se convirtió en un recordatorio de que los sueños no caducan y que el amor verdadero no entiende de plazos.
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¿Cuál es la conmovedora historia de Bertha y Carlos?
Durante más de cuatro décadas caminaron juntos, formaron una familia con tres hijos y hoy disfrutan la dicha de nueve nietos. A pesar del tiempo compartido, el anhelo de recibir la bendición religiosa permanecía vivo, esperando el momento adecuado.
Para Bertha, la ceremonia fue una sorpresa que la vida le tenía reservada. Caminar hacia el altar junto a Carlos fue una experiencia que superó todo lo imaginado.
“Nunca pensé que este día llegaría, y mucho menos vivirlo con tanta plenitud y felicidad”, compartió emocionada.
El matrimonio religioso simbolizó la culminación de una historia de constancia, demostrando que la felicidad no responde a un calendario, sino a la voluntad de compartir la vida con la persona correcta.
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¿Cuál es el secreto del éxito de esta pareja?
Don Carlos lo resume con sencillez: la amistad. Más allá del amor de pareja, verse como compañeros y mejores amigos ha sido la base que les permitió enfrentar los retos de la vida con fortaleza y comprensión.
Ambos coinciden en que el respeto y la admiración mutua, cultivados desde el noviazgo, fueron claves para mantener la unión. Valores que, aseguran, procuraron transmitir a hijos y nietos como herencia emocional.
La historia de Bertha y Carlos deja una enseñanza poderosa: el amor auténtico no corre contra el tiempo, avanza con destino. Hoy, más que celebrar una boda, celebran una vida de lealtad que finalmente recibió la bendición que siempre soñaron.
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